Lo más negativo de todo esto, es que esta forma de conducta deja absolutamente de lado los intereses propios, los sentimientos y las emociones de la persona pasiva.
¿Cómo piensan, actúan y sienten estas personas?
-. No expresan correctamente lo que desean, o lo que quieren. Parece que los demás tienen que ser adivinos para saber lo que ocurre en su interior, y como esto no es así, al ver que los demás no son conscientes de sus emociones, se sienten mal a ver que los demás no les responden.
-. No saben decir NO ante las peticiones de los demás y si lo hacen se sienten culpables por ello.
-. Son personas fácilmente manejables, y actúan así por miedo a que los demás se ofendan si hacen lo contrario.
-. Suelen tener un tono de voz bajo. Suelen permanecer callados y si hablan lo hacen de forma insegura. En las conversaciones se muestran nerviosas, evitando el contacto ocular,… Se sienten incomodas al relacionarse con los demás.
-. Buscan ser apreciadas por todo el mundo, de ahí su sumisión. Piensan que si actúan de forma diferente no conseguirán la aprobación de los demás. Dan más importancia a los derechos de los demás que a los suyos propios.
-. Dan siempre muchas explicaciones de lo que hacen. Es como si estuvieran obligadas a ello.
-. Tienen temor a expresar lo que sienten, lo que piensan o desean. Generan tanta represión, que en muchas ocasiones no son conscientes de que tienen esa necesidad de expresar lo que tienen dentro.
-. Evitan los conflictos.
-. No se sienten dueñas de sus sentimientos.
-. Son dependientes de otras personas y aunque esto les moleste y sean conscientes de ello, no pueden evitarlo.
-. Se adaptan por completo a las normas de los demás, a sus reglas y decisiones.
En definitiva, la persona inhibida deja de ser fiel a sí misma para intentar adaptarse a lo que cree que desean los demás.
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